No podemos dar a los demás lo que no somos capaces de darnos a nosotros mismos.
Para ello necesitamos encontrarnos por dentro, querernos, acogernos y solo el SILENCIO nos puede ayudar.
El silencio
es el único
que contesta
las preguntas
del pensamiento.
Ambos
son cómplices callados
de la palabra.
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